El Suelo Radiante y Refrigerante se va imponiendo poco a poco en las viviendas en España.
La instalación del suelo radiante en las viviendas y locales es muy sencilla, se basa en una red de tubería plástica que se encuentra bajo el pavimento y una capa de mortero. Es por estos tubos por donde se hace circular el agua (caliente en invierno y fría en verano), por lo que el suelo comienza a irradiar el frío o el calor, según la época del año.
En nuestro país la calefacción por suelo radiante es aún un sistema muy novedoso, sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en el sistema preferido de arquitectos e ingenieros.
Así, este sistema permite difundir el calor de forma homogénea por toda la superficie consiguiéndose una temperatura de confort muy superior a la que se consigue con los tradicionales radiadores o el sistema de aire acondicionado. En invierno se consigue tener los pies calentitos y en verano una sensación de frescor muy parecida a la que se experimenta al entrar en un día caluroso de verano en una iglesia o catedral.
Hay tres tipos de calefacción por suelo radiante: sistemas de aire caliente, sistemas de agua caliente y sistemas eléctricos.
Los sistemas de aire caliente utilizan aire caliente para calentar el suelo, similar a los sistemas de los romanos, los llamados hipocaustos. Sin embargo, el aire no mantiene el calor muy bien, y estos sistemas no se recomiendan para uso residencial.
Los sistemas eléctricos están hechos de cables eléctricos que se colocan debajo del suelo. Se utiliza electricidad para calentar los cables, y este tipo de sistema puede encenderse o apagarse mucho más rápido que un sistema de agua caliente. Sin embargo, estos sistemas son a menudo más caros que los sistemas de agua caliente debido a los altos precios de la electricidad.
Los sistemas de agua caliente son los más populares y rentables. En este tipo de sistemas, el agua es calentada por una caldera y bombeada a través de tuberías colocadas debajo del suelo. Los sistemas de agua caliente también pueden combinarse con energía solar térmica para hacerlos más respetuosos con el medio ambiente.
La instalación de suelo radiante puede suponer un ahorro entre un 10% y un 20% en relación a otros sistemas de calefacción convencional. Esto se debe a que la temperatura de impulsión del agua es muy baja (30-45º) frente a los sistemas tradicionales (80-85º).
Por último, destacar que, debido a la sencillez de su instalación, también se puede instalar en casas y locales ya construidos.